True grit o sobre la determinación como clave para el éxito escolar
Hay
artículos que como el de hoy que son un auténtico reto para mí. De un
tiempo a esta parte estoy disfrutando muchísimo de la lectura de
artículos de autores norteamericanos. Su lectura, no siempre fácil, me
ha hecho cambiar la perspectiva de lo que entiendo por Educación. Son
artículos con un enorme atractivo que suponen una auténtica bocanada de
aire fresco. Son artículos que tratan sobre muy diversos temas y
que suelen estar relacionados con el ámbito educativo. Creo que es bueno
aprender diferentes puntos de vista sobre lo que entendemos por educar y
enseñar. De ahí que en esta entrada quiera hablaros de un concepto que
de un tiempo a esta parte me tiene totalmente fascinado y que da nombre a
esta entrada: true grit. También quería dejar claro que este
artículo no es un punto de llegada, sino un punto de partida sobre la
importancia de lo que entendemos por determinación como
una nueva forma de entender lo que denominamos el éxito escolar.
Insisto en que se trata de un punto de partida, y es por ello que me
encantaría que me acompañaras en este viaje.
Imagen extraída de Shuttershock
True grit. La Educación como determinación.
Debo confesar que true grit no es una expresión nada fácil de traducir al castellano. Al final me he decidido por el término determinación.
Un concepto que en el ámbito educativo en el que me muevo me atrevería a
decir que es prácticamente desconocido. No así en Estados Unidos. Allí
hay varias universidades que están trabajando y duro para hacernos
llegar que la clave del éxito educativo no reside en la inteligencia intelectual,
en el hecho de ser más listos, sino que la clave reside en la
determinación. Este cambio de perspectiva entre la inteligencia
intelectual y la determinación es, precisamente, lo que me ha cautivado
enormemente. Tengo la sensación de que el sistema educativo en el que
estoy inmerso hay una preocupación e incluso me atrevería a decir una
obsesión por la consecución de resultados, por convertir a nuestros
alumnos en alumnos listos, y al precio que sea. Todo queda reducido a la
inteligencia intelectual.
Y ahí reside para mí el error, porque la
visión que se tiene del éxito es totalmente equivocada. El éxito no
está en la inteligencia intelectual. Para mí el éxito radica en la inteligencia emocional
y, por ende, en la determinación. Si superamos la idea de que sólo
cuenta el coeficiente intelectual para evaluar el éxito escolar, será
cuando seremos capaces de enseñar otro tipo de éxito mucho más humano,
mucho más social. El éxito de las personas para mí ya no radica en sus
conocimientos. Para ello ya tenemos suficientes máquinas para enseñarnos
en qué año el hombre llegó a la luna o cuánto suman dos más dos. En lo
que debemos poner nuestro máximo empeño como docentes es en enseñar la
determinación, la resiliencia, la empatía, las habilidades sociales. Hay
que ser capaces de luchar por una Educación de personas y no de
resultados, por una inteligencia emocional en lugar de una inteligencia
intelectual. Ahí reside la clave de la felicidad de nuestros alumnos.
Ese es el verdadero reto, esa es la verdades clave del éxito escolar.
¿En qué radica el éxito escolar? A propósito de la determinación.
Para responder a esta pregunta le cederé
la palabra a la psicóloga Angela Lee Duckworth. Creo que sus palabras
son una auténtica declaración de intenciones en lo que al concepto de
determinación se refiere:
- La determinación es pasión y perseverancia para alcanzar metas muy a largo plazo. La determinación es tener resistencia. La determinación es aferrarse a su futuro, día tras día, no solo por la semana, no solo por el mes, sino durante años y trabajando realmente duro para hacer ese futuro una realidad. La determinación es vivir la vida como si fuera una maratón, no una carrera a toda velocidad. (…) Lo que sí sé es que el talento no les da la determinación.
Aquí podéis ver a Angela Lee Duckworth en una célebre charla que dio a través de TED.
Os recomiendo que la miréis y, sobre todo, la escuchéis. Son seis
minutos de absoluta pasión, de absoluta modestia, de absoluta
honestidad, de absoluta determinación:
No era broma cuando me refería a las palabras de Angela Lee Duckworth
como una auténtica declaración de intenciones. Si analizamos
detenidamente estas palabras, podemos ver aspectos clave que son
radicalmente opuestos a la concepción cortoplacista de la mayor parte de
la Educación actual:- La Educación debe ser pasión y entusiasmo. Sobre esta afirmación os recomiendo encarecidamente la lectura del artículo titulado Docente, ¿te atreves a enseñar como un pirata?
- La Educación debe concebirse como una carrera de fondo a largo plazo donde la inmediatez de los resultados debe concebirse como un aspecto secundario.
- La Educación basada en la determinación no piensa en el presente, sino que es una apuesta por el futuro.
- La inteligencia emocional es la clave para enseñar la determinación en las aulas.
- El talento no es la clave del éxito escolar, lo es la determinación.
¿Podemos enseñar la determinación en las aulas?
Ahí está la pregunta clave. Y, a día de
hoy, tiene difícil respuesta. En Estados Unidos, al respecto de cómo
enseñar determinación, ha aparecido un término que está poco a poco
cuajando en diversos sectores educativos estadounidenses y que se
denomina mentalidad de crecimiento, un término en el que de un
tiempo a esta parte trabaja la doctora Carol Dweck de la Universidad de
Stanford. Para la doctora Dweck, el error que comete la sociedad es
concebir la inteligencia como una mentalidad fija. Lo que la doctora Dweck propone es cambiar el concepto de mentalidad fija por el de mentalidad de crecimiento,
porque la mentalidad de crecimiento es la que hace a las personas, no
personas inteligentes, sino personas felices a través del empeño, la
fuerza, el entusiasmo y, como no, la determinación. De lo que se trata
es de trabajar no la inteligencia, sino el autoconcepto que tenemos
todos de nuestra inteligencia. Si somos capaces de desarrollar y
potenciar esta mentalidad de crecimiento, será entonces cuando en lugar
de ser más listos, seremos más felices, porque el esfuerzo será nuestra
mayor recompensa para el aprendizaje. Si concebimos la educación desde
la felicidad, entonces la inmediatez de los resultados quedará en un
segundo plano y habremos conseguido nuestro objetivo, lo que yo concibo
como el verdadero logro y éxito de la Educación que se escribe con
mayúsculas:
Ser inteligentes en tanto en
cuanto somos capaces de ser felices a través del autoconcepto que
tenemos de nuestra propia felicidad.