La Comprensión emocional de la Conducta
8 Pautas para comprender la emoción que lleva a la conducta.
La conducta de las personas tiene detrás un origen emocional que viene desencadenado por un pensamiento. El patrón sería el siguiente, tenemos un pensamiento o interpretación de la situación que nos lleva a sentir una emoción determinada (positiva o negativa) y ésta guía nuestra actuación, dirigiendo la conducta.
En numerosas ocasiones, observamos la conducta de los más pequeños y nos cuesta comprender determinados comportamientos. Lo habitual es captar la conducta sin tener en cuenta la emoción que ha provocado la misma. Los niños y niñas tienen necesidades emocionales
que han de ser atendidas. Es importante observar y prestar atención a
todo lo que engloba la conducta, identificar la emoción y reconocer el
pensamiento generador de todo el patrón.
Si
ayudamos a los más pequeños a identificar y gestionar sus emociones de
forma acertada, lograremos que sus conductas sean también las
apropiadas. Estaremos enseñándoles a reconocer sus emociones y gestionarlas: potenciando unas y filtrando otras. De esta forma serán adultos dotados de inteligencia emocional y con el consiguiente bienestar emocional. Con emociones pero capaces de ser los dueños de sus actos, sin dejar que las emociones les controlen como marionetas.
Los niñ@s y las emociones
El patrón mencionado (pensamiento-emoción-conducta), es una pauta común en todas las personas. La
niñez y la adolescencia, son etapas de desarrollo y crecimiento, las
emociones están a flor de piel y su influencia es aún más intensa. Los pequeños sienten miedo, amor, tristeza, rabia, celos, frustración, etc. ante determinadas situaciones. No
han alcanzado el nivel de desarrollo cognitivo que les permita razonar y
realizar interpretaciones adecuadas de las situaciones.
Por todo ello es muy importante tratar de encontrar el sustrato emocional
que hay detrás de la conducta de los pequeños, prestar atención a sus
necesidades emocionales y ayudarles en su interpretación de las
situaciones, adecuándonos siempre a su nivel, edad y periodo de
desarrollo.
En estas edades captan todo a través de
las emociones, es fundamental trabajar y entrenar la inteligencia
emocional a través de la educación emocional.
La comprensión emocional de la conducta del niño/a
Debemos prestar atención al sustrato emocional que subyace a la conducta de los más pequeños. Si
conocemos sus necesidades emocionales podremos atenderlas, enseñarles a
realizar interpretaciones productivas de la realidad y favorecer su
gestión emocional.
- Normalmente nos centramos en la conducta y actuamos sobre la misma, diciendo a los niños y niñas las conductas que pueden hacer o no pueden hacer. Es importante ampliar nuestra atención e ir más allá de la conducta. Cuando la conducta no sea apropiada (pegar a otro niño, tirar los juguetes, etc.) está bien que limitemos la conducta, pero al mismo tiempo debemos indagar y conocer lo que está sintiendo el pequeño.
- Habla con el niño/a, pregúntale y escúchale de forma activa. En estos casos, normalmente hacemos la pregunta equivocada “¿Por qué has hecho esto?”. Esta pregunta está centrada en la conducta. Tenemos que preguntar al niño/a como se siente, no se trata de hacer la pregunta directa (y más si son niños/as pequeños). Para abordar la indagación le daremos preguntas que sirvan de pauta para que el pequeño indague entre varias opciones y descubra su emoción del tipo, “¿te sientes triste o enfadado, asustado?” También podemos preguntarle usando algún personaje, ¿Por qué crees que _______ haría esto? ¿Cómo crees que se siente?”
- Presta atención a su lenguaje corporal, nos dará información acerca de la emoción que está experimentando.
- El lenguaje de los pequeños se basa en la emoción, emplea ese lenguaje emocional para comunicarte con ellos. Acompaña tus palabras de emociones, enfatiza, y siente lo que dices. Ellos comprenden mejor el cómo lo dices que lo que dices.
- Se censura la conducta y no la emoción. Ante conductas inapropiadas, debemos censurar la conducta pero nunca la emoción. Por ejemplo “ya sé que te has asustado pero no está bien pegar a los demás”, en lugar de eso puedes contar lo que te ha asustado, puedes dar un grito, pero nunca hacer daño a los demás” Ofrecerles alternativas de actuación les ayudará a filtrar las emociones negativas.
- Una vez identificada la emoción y habiendo practicado la gestión de la misma. Indagaremos el pensamiento, la interpretación que ha hecho de la situación, le preguntamos al pequeño “¿Por qué te has asustado? ¿Qué has pensado?”
- Ayuda al pequeño a hacer interpretaciones de las situaciones, puedes decirle “¿no crees que a lo mejor quería jugar contigo y no hacerte nada malo?”, o por si el niño/a esta celoso/a “ya sé que te gusta que te hagan caso a ti, pero piensa que si estas con tu hermano/a tendrán que haceros caso a los dos, no pienses que quieren más a uno u a otro”.
- Expresa tus emociones y pensamientos y los de otros. Puedes emplear cuentos y personajes tanto reales como ficticios. Es decir emplea situaciones reales y ayuda al pequeño a pensar qué ha sentido la persona y qué ha pensado.
Celia Rodríguez Ruiz
Psicóloga y Pedagoga
@Celia_RodrigRu
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